miércoles

Para la mamá

Un día como hoy, pero de mil novecientos y no me acuerdo, llegó al mundo la mamá del pato. Era la niña más famosa del pueblo, temeraria; le importaba una madre y hasta dos arrojarse a las aguas enfurecidas de un río con tal de ser la primera en cruzarlo (lástima que no la saqué en eso, el pato no sabe nadar) trepaba los árboles más altos, se peleaba con quien fuera por defender a sus amigos, una protectora de los débiles pues.
Esa niña creció hasta convertirse en mi amá. Mujer alegre, de incontables anécdotas, llorona, cariñosa…
Una de tantas sucedió un verano del 79; cuando el agua llegaba al pueblo un día no y al otro tampoco, nos alistábamos para ir al río, no le quedó más remedio que llevarme, y los 20 minutos que duró el trayecto sólo repetía una cosa: no te metas en lo hondo, recuerda que si el agua pasa de tu cintura es peligroso… obviamente aquello no sirvió de nada, en cuanto la notaba distraída me adentraba más y más hasta que la mamá sólo vio un mono arrastrado por la corriente.
Sobra decir que pegó la carrera de su vida para sacarme de ahí, que me pegó por desobediente para después abrazarme por asustarla, esa es mi amá...

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Pato dijo...

Tú podrías despegarme, haz la prueba, lo más que puede pasar es que en 1 hora esté tocando... el timbre de tu casa.