lunes

Las cosas que he visto.

En días pasados, muy pasados, leyendo lo único bueno que tiene el Noroeste, Javier Pérez y los dibujos, me llamó la atención uno del monero Ceceña en alusión al aborto y el cargo de conciencia que quedaría después de practicarlo; ignoro si el dibujo es la opinión personal de Ceceña o el reflejo de lo que se comenta, sea mayoría o no.
Lo molesto de estos temas, donde la opinión se divide, es que tanto unos como otros intentan que lo que piensan sea tomado por el resto como la absoluta y única verdad.
Me molesta de los amigos y no tan amigos el correo basura con imágenes que intentan revolverte el estómago y la conciencia de quienes deciden abortar.
Quisiera saber cuántos niños de la calle tienen en sus hogares esos católicos que van y se manifiestan con velas, con oraciones, con música; cuánto sale del bolsillo de cada político PANISTA para aminorar la miseria de las miles de familias que viven de la basura, cuánto dinero dona el VATICANO de sus millonarias arcas para que una familia mantenga a su noveno integrante, ah claro! Porque hay que tener los hijos que dios nos mande, total, donde medio comen 3 pues medio comen 9; y que importa si con ello contribuyes a las estadísticas de pobreza extrema, analfabetismo, o lo que es peor, de los que mueren por una simple tos. Total, al final todo sea en el nombre de dios.
Y como dice Don Pedro:
Pensar, no necesita de imágenes crueles. Lamentablemente la vida de un feto termina con el aborto, pero la vida de un niño concebido luego de una violación, o luego de un momento de pasión, suele ser bastante cruel. A veces, peor que mil muertes.