lunes

¿Porqué te decimos Batman?

Hace un día soleado, las calles vacías, los coches escasos, apenas se observan somnolientos pasajeros en los camiones, se respira a domingo. Son las 7:00 am y me he quedado dormido, me levanta el compromiso de haber quedado con alguien para ir al faro, sé que intentar hacerlo solo sería demasiado, mi aflojerado cuerpo de un domingo por la mañana no podría resistirse ante la tentación de seguir en la cama.
Sigo dormido, despertar me llevará 30 minutos así que tomaré un camión; ya instalado en el trayecto me reviso los calcetines, la última vez me hice un par de gris y negro así que cerciorarme no está demás, aunque ni así me regresaría, sólo mi vicio por el celular y los cigarros me harían volver.
Mientras, pienso a quién se le ocurrió la cita tan temprano, seguro fue Batman, sólo él es capaz de montar una fiesta de la nada para luego decir: exclúyanme, no estoy de humor… (risa interna) una vez eso le costó el enojo de la banda, pero en fin, si ya lo conocemos para que lo dejamos ser.
Ya mero llego, la ciudad es pequeña y mi asombro por no conocerla, después de tantos años aquí, inmenso; soy malísimo para recordar nombres de calles, parezco turista extraviado.
Un par de preguntas me ubican y me dirigen al faro. Después de 10 minutos…

Batman -No mames cabrón, quedamos a las 6:30 –
Pato -Ya sé wey, me quedé dormido, la put# alarma no sonó –
Batman -¡Chale! Pensé que te estabas rasurando las piernas –
Pato -Ya empezaste con tus joterias, nunca dejas la peluca –
Pato -¿Trajiste cigarros? –
Batman –Que la chingada, tu y los cigarros… –
Pato –Sin insultos cabrón, yo traigo, quieres uno? –
Batman –Ya vete a la #$%& y vamos a subir el pinche faro –

Batman –Voy a ser papá –
Pato –Mudo –
Batman –Eres el primero que lo sabe, bueno, el tercero, la primera que lo supo fue mi vieja –
Pato –¡Tiene que ser niño eh! –
Batman –¿Y de casualidad no quieres que se llame Robin? ¡Cabrón! –

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