martes

¡Enciendan motores!

En un ambiente donde lo esencial escapa a los ojos y lo superficial brota como bañistas en verano, cualquiera que extendiera la mano para saludar merecía que saltara a encontrarla, máxime cuando para los presentes eso estaba “out” y era más “in” saludar de abrazo y beso; pero para mi, refería alguien auténtico, sin poses.
El resto es historia, muy antigua por cierto, porque no recuerdo nada de nada. Y es que eso es lo genial entre nosotros, podemos hablar todo un día sobre trivialidades y al siguiente parecer 2 jefes de estado charlando sobre economía; la sintonía es chingona, tanto que no importa que olvidemos nuestro cumpleaños, o que hayas perdido la cuenta de las veces que me has dicho el nombre de tu madre y aún así la siga llamando doña. Compartimos ideas, casi las mismas aficiones, defendemos un punto hasta de nosotros mismos y nos encabronamos 2 veces y hasta 3 por reservarnos pensamientos…

A los que llegan, a los que se van, a los ausentes, a los que siguen en la búsqueda por conocernos más después de tanto.