Sobrevivir a una discusión, de esas donde te preguntas a cada momento ¡¿Qué hice?! Debe ser un indicativo que segundas oportunidades se inventaron por una buena razón y que si funciona debe ser porque el motivo del enojo era una pendejada.
Y pues bueno, después de una comprensiva charla con Batman, otra no tanto contigo, una fallida introspección (no lograba hilvanar dos pensamientos sin entristecerme), muchas horas de televisión, intentos de carta que nunca finalicé y una llamada que si, la oportunidad se dio; sólo que, con el correr de los días, te das cuenta que lo único rescatable es el intento, el no quedarse con el “y si hubiera”. Porque la realidad es que la desconfianza de ambos pudo más que el sentimiento, escuchamos más a la razón, a pesar de tantas ideas por demostrarnos lo contrario.
Y pues bueno, después de una comprensiva charla con Batman, otra no tanto contigo, una fallida introspección (no lograba hilvanar dos pensamientos sin entristecerme), muchas horas de televisión, intentos de carta que nunca finalicé y una llamada que si, la oportunidad se dio; sólo que, con el correr de los días, te das cuenta que lo único rescatable es el intento, el no quedarse con el “y si hubiera”. Porque la realidad es que la desconfianza de ambos pudo más que el sentimiento, escuchamos más a la razón, a pesar de tantas ideas por demostrarnos lo contrario.
1 comentario:
Búscame, ahí estoy. A veces no se reacciona de la mejor manera pero creo es lo mejor a un silencio donde no te enteres lo que pienso.
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