Otra mañana que llega con prisa despertando.
Los destellos de luz se escabullen por cada hendidura que encuentran,
rompiendo la penumbra y su paz, donde los ojos no ven,
donde el alma va quedando inconsciente.
Y lo efímero se convierte en mi grandiosa realidad.
Los destellos de luz se escabullen por cada hendidura que encuentran,
rompiendo la penumbra y su paz, donde los ojos no ven,
donde el alma va quedando inconsciente.
Y lo efímero se convierte en mi grandiosa realidad.
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